martes, 20 de marzo de 2012

Un sueño convertido en realidad

Es importante que evoquemos la realidad histórica de los acontecimientos políticos del siglo XX, época en que se vivía en el Paraguay, desde 1904 en adelante, una situación que no era precisamente de progreso y de bienestar para el pueblo paraguayo, excepto para la oligarquía liberal que en aquel entonces gobernaba el país.
Recién después de transponerse la mitad de ese siglo, se inició una nueva etapa, con la llegada al gobierno nacional del Partido Colorado, que muy pronto comenzó a demostrar que su tarea de construir un país era diametralmente opuesta a los anteriores, y es fundamental que la gente joven aprenda a valorar los hechos con la objetividad que se merecen, y para que al mismo tiempo les sirva como experiencia, que es lo más importante para su futuro.
Las nuevas generaciones son los valores que deben ser considerados no como futuros de la patria, sino como presente, como una realidad, pero nos preguntamos; ¿será que podrán cumplir un buen desempeño en lo que les toque aportar para el bienestar de los compatriotas? El por qué de esta preguntas es la pésima y mal intencionada información que los políticos opositores y la prensa ofrecen a la opinión pública sobre lo que realmente hizo el Partido Colorado y el gobierno de esa época.
Creemos que es oportuno hacer un poco de revisionismo histórico político. Responder a las verdades a medias, con verdades históricas, pruebas concretas, destruyendo falacias que sólo pretenden echar tierra sobre lo que es intapable, porque la realidad está a la vista, y ello es este nuevo Paraguay, moderno y progresista en el que hoy vivimos.
El Paraguay vivió medio siglo de oscurantismo bajo la égida liberal, atraso, miseria, muerte y luto era la constante de esa trágica época. El país era simplemente una aldea del que se aprovecharon los grandes latifundistas, aquellos que solo tenían interés en acrecentar su fortuna, sin importarle en lo más mínimo, el bienestar del pueblo, excepto cuando debían reclutarlos para ser utilizados como carne de cañón en las constantes revoluciones entre ellos mismos.
A partir de 1954, se dio inicio a la etapa de prosperidad del Paraguay, etapa que fue postergada durante muchísimos años, en efecto, comenzó la ardua tarea de construir un país acorde con la época que en aquel entonces vivían otras naciones. El Paraguay no contaba con las más mínimas necesidades, agua corriente, rutas, flotas mercantes, el campesino estaba abandonado a su suerte, la pobreza rayaba, en algunos casos hasta la miseria, no había fuentes de trabajo, la agricultura era paupérrima, en fin, era una nación a la que le faltaba todo, la tarea de levantarla era ciclópea. La gran diferencia entre el pasado y el presente en ese entonces, era el patriotismo y las ganas de volver al Paraguay a su pasado de esplendor por parte del gobierno y del Partido Colorado.
Y así, con sacrificio, inteligencia y esfuerzo se fue realizando poco a poco, la transformación hacia un nuevo país. Fueron pasando los años y ya se podía observar el progreso. El Paraguay se movía a un ritmo más rápido, mejoraba día tras día, y la oligarquía no veía ese avance con buenos ojos. Sus intereses estaban en juego, sus grandes latifundios, símbolo del poder de un pasado nefasto, estaba en peligro. El campesino necesitaba de esas tierras para hacerla producir.
El Partido Colorado en su programa define claramente su ideal agrarista, y era el momento oportuno para llevar adelante su proyecto de convertir a los campesinos sin tierra en propietarios que trabajen, en hacer producir la tierra con el amor con el que solamente el que sabe que es suyo lo que está labrando, lo puede hacer.
El gobierno colorado no sólo le dio tierra sino también apoyo, con asistencia social como víveres, herramientas de labranza, semillas, escuelas para sus hijos, centros médicos para cuidar su salud, caminos para sacar sus productos y camiones para que ellos mismos llevaran al mercado el fruto de sus esfuerzos, para venderlos sin tener que recurrir a los intermediarios. El Partido Colorado llevó adelante toda una revolución agraria, colonizando la selva del Alto Paraná, la del departamento San Pedro, conocido como Eje Norte, igualmente el Eje Sur hacia el departamento de Itapúa, la selva había sido vencida para dar paso a florecientes colonias, que con el correr de los años se han convertido en ciudades importantes.
La reforma agraria y la colonización transformaron la estructura agraria obsoleta en nuestro país, y así se estableció el principio de una sociedad más equilibrada y más justa. Fue toda una revolución incruenta, pacífica y respetuosa de los derechos de terceros, una actitud noble y digna del mayor de los elogios, porque esa lucha por la felicidad y el bienestar del campesino paraguayo dio sus frutos tal cual el Partido Colorado lo deseaba. Así se estaba dando a la tierra una función social, y con ello un mejor país. Cuán grande es la diferencia entre lo que hoy está ocurriendo, atropellos e invasiones de la propiedad privada, apoyados por un gobierno, con  ideas socialistas, que sólo pretenden emular la triste actitud del castrismo, del chavizmo, y de otros que buscan destruir una sociedad sana, que aprendió a vivir en democracia y que estamos seguros no prosperará, porque el Partido Colorado retornará con el apoyo del pueblo al poder para defenderlos contra estos destructores de la democracia.
                                                   
Apoyamos y aplaudimos las expresiones del director de ABC Color, señor Aldo Zucolillo, quien expresó que “sólo el Partido Colorado puede sacar de este embrollo al país” con lo que valorizó a la institución política, más patriótica y nacionalista que jamás tuvo el Paraguay. 

lunes, 19 de marzo de 2012

Carta abierta a la juventud republicana

Por Arsenio Basualdo

El Paraguay es un país joven, el 70% de su población tiene menos de 30 años, esta realidad debe servir de punto de partida a los dirigentes nacionales y partidarios, para trazar una estrategia específica que vaya en beneficio de las inquietudes intelectuales, materiales y laborales de la juventud paraguaya.

Estos jóvenes van a estar en la plenitud de su madurez en unos pocos años más, y por ello deben ser objeto de una atención especial a fin de que reciban una formación adecuada a la era tecnológica que vivimos, con miras a un futuro próximo, en el que por imperio de los avances que se experimentan en todos los órdenes, han de desenvolver su acción en un mundo diferente y en constante transformación.

Estamos, pues, viviendo en revolución, eso significa concretamente que los valores tradicionales habrán de ser vitalizados con el aporte de nuevas conquistas, legado por la ciencia, la técnica y las nuevas disciplinas que van multiplicando el amplio campo del saber humano, en un medio cada vez más incitante y progresista.

La capacitación ideológica adquiere importancia excepcional en la política moderna. En el Partido Colorado se debe planificar y perfeccionar conforme a la experiencia vivida y recogida en varios años. Para ello, las jornadas de capacitación política son fundamentales, para que los jóvenes puedan adquirir la necesaria información sobre lo que significa ser colorado.

Estar afiliado es una cosa, sentirse consustanciado con el ideario del Partido Colorado, actuar como político en función de esa ideología y luchar por ella, eso es otra cosa, eso es ser auténticamente colorado y patriota.

Como colorados debemos ser leales de por vida a su honrosa tradición nacionalista, seamos leales a una sola bandera, con altivez y orgullo, como auténticos colorados. La capacitación ideológica y doctrinaria debe ser una constante. Hay que capacitar y dar oportunidad de una militancia permanente, para que como colorados se tenga que evidenciar y demostrar con ello, que se es un buen colorado.

El buen colorado milita en función de deberes y responsabilidades, en ese sentido, debemos informar, orientar y capacitar permanentemente a nuestros jóvenes correligionarios. Por lo que acabamos de señalar, no debe disminuir nuestra preocupación por la capacitación ideológica, técnica y científica de la juventud colorada.

Esa juventud debe prepararse para ser protagonista de actos y hechos transcendentales en la paz, en el trabajo, y en las luchas políticas sin retaceo para preservar las conquistas logradas.

Jóvenes colorados, tenemos el deber y la obligación de fortalecer a la Asociación Nacional Republicana, para que sea siempre el eje de la democracia paraguaya, y sea el Partido capaz de actualizarse a las exigencias de los tiempos que vivimos, para así, operar profundos cambios y reformas en el marco del respeto a la dignidad del hombre y a la propiedad privada, que es nuestra misión en creciente cumplimiento.

No pertenecemos a un Partido anquilosado, que teme a los cambios estructurales. Nuestro Partido crece y se fortalece, somos ya más de 1.800.000 afiliados lo que nos convierte en el Partido político más poderoso del Paraguay, por lo que podemos decir con absoluta seguridad que no habrá paz, democracia, garantía, ni desarrollo de base popular en nuestro país, sin el poderoso Partido Colorado, que es tolerante por vocación democrática, y por lo mismo, enérgico y sin concesiones ante los amagos de la anarquía, por lo general al servicio de intereses antiparaguayos.

Jóvenes, la casa de los colorados siempre está con las puertas abiertas, y las autoridades partidarias los recibirán como lo que son, una realidad y no un futuro, porque ustedes, al incorporarse con su fervor, con su entusiasmo juvenil, se convertirán en el sostén y en la continuidad del engrandecimiento del glorioso Partido Colorado.