miércoles, 12 de septiembre de 2012

SALUD! GLORIOSO PARTIDO COLORADO!

Gral. Bernardino Caballero, fundador de la Asociación Nacional Republicana

La gloriosa Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, que el 11 de setiembre pasado cumplió 125 años de fundación, es indudablemente la cifra política y popular más importante de la república del Paraguay; y nada mejor que hacer un poco de historia para extraer del pasado experiencias y verdades que nos han de unir, para mantener firmes nuestros afanes cívicos para hoy y siempre.

La Asociación Nacional Republicana, nació mucho antes del 11 de setiembre de 1887. El Partido Colorado fue producto de una imperiosa necesidad colectiva, desde este punto de vista, era natural, que el partido no pudiese surgir airoso de un solo golpe. Tuvo sus glorias y sus vicisitudes, el numen inspirador de la fundación de un partido auténticamente nacionalista fue el Gral. Bernardino Caballero, porque él, asociado con otros ilustres paraguayos, concibieron la idea de fundar un partido nacional desde el año 1873, para salvar a la nación de su abatida situación política, económica y social.

“No nace nuestro partido obedeciendo a afección pasajera y personal ni data su existencia de ayer”, he ahí la clave para entender lo que es el coloradismo paraguayo, lo que extrae, lo saca del tiempo para ponerlo en la eternidad anticipada, porque el coloradismo representa el alma de una patria justa, laboriosa, injustamente destruida y torturada como fue el Paraguay de la guerra del 70. De ahí emerge el pensamiento portado por Bernardino Caballero.

Ha transcurrido mucho más de un siglo de las luchas y de las obras del fundador del Partido, y sin embargo, aquellos principios fundacionales que inspiraron el nacimiento de nuestro Partido Nacional Republicano siguen tan vigentes hoy, y han sostenido las innegables realizaciones del Coloradismo al servicio de la nación, así como en la llanura han fortalecido el espíritu en las grandes batallas por la libertad en más de cuatro décadas de cruel e injusta persecución, cuando la República se debatía en el atraso, la dependencia y la falta de oportunidades, que por tantos años estériles postergaron el desarrollo del Paraguay.

El proceso de reconstrucción de nuestra nación, bajo la Presidencia de Bernardino Caballero fue extraordinario, la patria renació fulgurante, la vida institucional volvía a la normalidad, el pueblo veía asombrado y feliz como la patria retornaba a su etapa de grandeza, la agricultura se convirtió en la base del sustento del pueblo, la juventud observaba con alegría la creación de universidades, la oportunidad de ser becados a los mejores centros de estudios de Europa, para prepararse cultural y profesionalmente y luego regresar al país para colaborar en su constante desarrollo.

En una sola expresión, Bernardino Caballero y el Partido creado y fundado por él, estaba demostrando a propios y extraños, que cuando se siente un auténtico amor por la patria, el incentivo es tan poderoso que nadie puede parar su titánico esfuerzo, para hacer renacer al Paraguay de sus cenizas, y mostrar al mundo que este pueblo de valientes es capaz de la gran hazaña de reconstruir una nación desbastada por una cruenta guerra, que fue todo un genocidio.

Un párrafo del célebre manifiesto de 1887 dirigido al pueblo por el Gral. Bernardino Caballero reza así: “Nuestro programa se resume en dos palabras: paz y respeto a nuestras instituciones” en este manifiesto se inscribe la doctrina del Partido Colorado: libertad, democracia y progreso social.

En América del Sur, mensaje político de esta envergadura no se había lanzado aún a las multitudes y para bien de nuestra historia, ese manifiesto sólo pudo ser redactado por hombres libres, de pasiones subalternas, decididos a educar y ennoblecer a su pueblo. Los políticos indiferentes a la desgracia colectiva no pueden ni podrán penetrar el alma nacional. El gobierno colorado desde 1882 a 1904 (22 años) fue un periodo de reconstrucción material y espiritual. El Gral. Caballero, desde el gobierno nunca puso la fuerza para enmudecer las ideas, la prensa fue libre, los liberales y alonianos de la oposición publicaban sus diarios sin censura, sintetizando así los principios del nacionalismo realista en las horas difíciles de nuestra historia.

Es oportuno, en esta fecha histórica para el partido político más poderoso del Paraguay, reconocer que con su acendrado nacionalismo, fue el verdadero y único reconstructor de este Paraguay moderno en el cual vivimos hoy.

Las pruebas de esta afirmación están a la vista. Hemos dotado al país de agua corriente, rutas asfaltadas, universidades, hospitales, modernización de las grandes ciudades del interior de la república, la unión a través de monumentales puentes del Paraguay con el Brasil, con la Argentina, y unimos la región oriental con el Chaco paraguayo a través del puente remanso. Las grandes represas de Itaipu, Yacyreta, Acaray que producen inmensas cantidades de energía eléctrica, y podemos decir con modestia que sólo con la electrificación rural, el Partido Colorado se justifica ante la historia.

Y también es digno rememorar que al Partido Colorado cabe la gloria de haber luchado y obtenido para la mujer paraguaya la ley que le concede sus derechos civiles y políticos, con lo que le rehabilitó para no ser inferior al hombre y que en la sociedad sea su brazo derecho en todas las vicisitudes de la vida. La mujer fue dignificada con esta ley inspirada en el pensamiento colorado, con la igualdad del derecho que le concede elegir y ser elegida.

Creemos y apostamos por una sociedad fundada en la solidaridad social, con igual oportunidad para progresar y vivir mejor para todos, sean obreros, agricultores, empleados, comerciantes, industriales, o ganaderos, estudiantes, profesionales o artistas.

En esta patria, tenemos una profunda fe en el hombre paraguayo, tan bueno para la guerra, como para la paz. Capaz de escribir las más brillantes páginas del heroísmo universal, como protagonista de las más grandes empresas colectivas que ubiquen a su patria entre las más industriosas y desarrolladas del continente. Creemos, creamos y crecemos con el hombre paraguayo.

Hoy más que nunca la ciudadanía colorada conoce que el único grupo político que puede restaurar el rumbo que hemos perdido, es el Partido Colorado, y la gran mayoría del pueblo espera ansioso el renacer de la Asociación Nacional Republicana.

Como colorados nuestro constante pregón a todos los correligionarios de la república ha sido insistir en que la unidad partidaria no debe destruirse en ningún momento. Y esto precisamente, no lo decimos nosotros, sino es la expresión del fundador Bernardino Caballero que en un párrafo del manifiesto fundacional dijo cuanto sigue: Levantamos la enseña sagrada de la unión, bajo cuyos amplios pliegues pueden cobijarse todos los hombres que participen de nuestras sinceras intenciones. Yo aborrezco las divisiones que puedan separarnos en bandos opuestos y desearía que esta gran asociación política- la ASOCIACIÓN NACIONAL REPUBLICANA- fuese el vínculo de concordia y fraternidad entre todos los hermanos de la patria paraguaya”.

Para fortificar nuestra unidad partidaria es indispensable mantener la fraternidad con los hermanos de causa. Que las próximas elecciones internas se realicen dentro de un marco de respeto entre colorados, y que el candidato vencedor al término de la contienda electoral se dé un fraternal abrazo con aquel que fue derrotado, así será la única manera en que volveremos al poder en el 2013.

Para mantener la unidad partidaria debemos ser leales a nuestros principios, respetar a los organismos partidarios, no invocar intereses pasajeros, ni invocar influencias personales. Habrá unidad partidaria y así lo deseamos, cuando hagamos renunciamientos de intereses individuales, con estas armas virtuosas, guiaremos al poderoso Partido Colorado para conducir a la Nación por el camino de la paz, de la seguridad, y del progreso moral y material.

Queremos insistir ante todos los correligionarios de la República, que debemos dejar de lado el agravio entre colorados, los rencores que a nada bueno conducen, y que en el disenso busquemos a través del diálogo el punto de encuentro, para que a través de un gran abrazo republicano sellemos la gran unidad que fortalecerá al glorioso Partido Colorado.

En éste nuevo aniversario de la fundación de la Asociación Nacional Republicana, sirvan éstas reflexiones para honrar su memoria y para renovar nuestro compromiso de profundizar el verdadero proceso de transformación que necesita el Paraguay, recuperando la confianza de la sociedad en el coloradismo como la herramienta más idónea para hacer realidad la paz social y el desarrollo económico. Y ello será posible con un Partido Colorado sustentado en sus raíces doctrinarias, en su historia de luchas por la libertad y por la democracia, fortalecido y moderno para aspirar, como reza nuestro manifiesto fundacional “al aprecio y simpatía del noble y heroico pueblo paraguayo”.

¡VIVA EL PARTIDO COLORADO!

lunes, 3 de septiembre de 2012

En memoria de un gran caudillo colorado: Don Blas N. Riquelme

Este fue uno de mis mejores regalos de cumpleaños, la visita en mi casa de grandes caudillos del coloradismo y apreciados amigos, compañeros de lucha. Vemos en la gráfica a Don Blas N. Riquelme, a quien dedico esta recordación en el día de su partida a la morada celestial.


Un gran colorado, don Blas N. Riquelme ha partido rumbo a las moradas celestiales, y es de justicia rendirle un merecido homenaje por su rutilante paso por la vida, donde prestó militancia en filas de su querido Partido Colorado.

Don Blas N. Riquelme tiene sus raíces en lo más profundo de la Asociación Nacional Republicana, siendo su abuelo don Marcos Riquelme uno de sus fundadores, hombre de confianza de Bernardino Caballero, de quien fue su secretario. Su padre, don Bernardino Riquelme, siguiendo la trayectoria familiar en la época difícil de la llanura se destacó por su lucha a favor de los ideales de su partido, siendo presidente de la seccional 13 de Lambaré, que en su homenaje hoy lleva su nombre.

De este tronco, semejante al de un roble, proviene don Blas N. Riquelme, pues desde muy joven mamó coloradismo al lado de su padre y supo honrar esa condición, a tal punto que con escasos 18 años, vistió el glorioso verde olivo en el batallón “Blás Garay”, para defender al gobierno y a su partido en la cruenta revolución de 1947. Allí demostró coraje y valentía, y se templó como hombre de lucha, que luego llevó en su trayectoria política partidaria como un estandarte, que le hizo lucir alto como exponente de la generación de grandes colorados que hoy conocemos como el del sacrificio, y con otros grandes correligionarios sostuvieron los momentos más álgidos del partido colorado que sufría el embate de sus adversarios políticos: liberales, febreristas y comunistas, que permanentemente intentaban derrocar al Partido Colorado del poder.

Debemos resaltar que fue el convencional más joven que tuvo el Partido Colorado, en la década del 50, donde actuó con la vehemencia que le caracterizaba, con su franqueza y su estilo peculiar de decir las cosas, que si bien causaba la sonrisa de los correligionarios, era siempre una verdad lacerante e irrefutable lo que expresaba y por el valor de sus palabras eran aceptadas.

En los preparativos del golpe de “la Candelaria” fue uno de los principales actores donde decididamente prestó su apoyo sin preocuparse siquiera de las consecuencias que pudiera acarrearle como empresario, que ya lucía alto en el mundo de los negocios.

Triunfante el tradicionalismo en esa histórica gesta de retorno a la democracia, Don Blas N. Riquelme ocupó una de las vicepresidencias de la nueva Junta de Gobierno y siguió cooperando con entusiasmo en el nuevo estilo de la política colorada, dentro del marco de la democracia instaurada por el grande y glorioso partido de sus amores.

De su mano el Partido Colorado triunfó en las elecciones constituyentes de 1991, pues fue uno de sus mayores promotores que permitió marcar las pautas en la nueva constitución Nacional.
Fue líder y fundador del TRADEM (Movimiento Tradicionalista democrático) desde donde impulsó su figura hasta ocupar el más alto cargo al que puede aspirar un auténtico colorado, como lo es la Presidencia de la Asociación Nacional Republicana en el año 1992, y en el siguiente año bajo su presidencia, encabezó la campaña para que Juan Carlos Wasmosy fuera electo Presidente de la República, lo que demostró su hidalguía y su lealtad a su partido.

Electo senador nacional por el Partido Colorado desde 1989 hasta el año 2008 cumplió una destacada labor como legislador, y en la mañana de hoy sus restos mortales fueron velados en la sede del Congreso donde recibió el merecido y justo homenaje de sus pares, que reconocieron en él a un hombre que se jugó por sus ideales y por su patria, porque todas sus inversiones las hizo aquí en el Paraguay, lo que deja sentado que fue un auténtico hijo de esta tierra guaraní.

Blas N. Riquelme es y será por siempre un paradigma de la política republicana. Sus méritos los forjó en la lucha y en el combate de épocas difíciles que ya no pueden ser comparadas con la época actual, en que otro es el estilo de hacer política porque los objetivos son nacionales. Muy diferente a lo que antaño se practicaba, para afirmar al Partido Colorado en el poder.

A la par que servía al partido se dedicó a plenitud al trabajo, que con el correr de los años lo convirtió en un exitoso empresario. Creó numerosas industrias que permitió dar trabajo a miles de familias compatriotas y es de destacar que si tuviéramos tan solo 1.000 Blas N. Riquelme el problema de empleo se hubiera solucionado en el Paraguay.

También debemos resaltar que sus colegas industriales reconocieron sus méritos y le designaron Presidente de la Unión Industrial Paraguaya. Así mismo, el deporte no estuvo ajeno a él. Pues también fue presidente del club del pueblo: su querido Cerro Porteño, al que llenó de gloria y títulos durante su gestión.

Ante la partida de don Blas N. Riquelme la familia colorada está de luto, y en su último adiós le rinde acongojado, un gran homenaje. La Junta de Gobierno llora su partida, y la roja bandera con la estrella blanca luce un crespón negro, ondeando a media asta como señal de duelo por la muerte de uno de los más grandes colorados de los últimos tiempos.

Paz en tu tumba Don Blas. Has partido hacia la morada celestial diciendo ¡Misión Cumplida en la tierra y en tu querido Partido Colorado! Hasta siempre y por siempre perdurará tu recuerdo en los corazones de todos los colorados!

viernes, 31 de agosto de 2012

La dignidad de ser una auténtica colorada


El apretón de manos que sella el gran triunfo del Partido Colorado
“No nace nuestro partido obedeciendo a principios  de afección pasajera y personal; ni tampoco data su existencia de ayer, cuando resolvimos constituirnos en asociación política. Los elementos que lo componen han mancomunado más de una vez sus fuerzas dispersas para mantener los principios, a cuyas sombras se han cobijado los buenos para defender la libertad, la justicia y el derecho. He ahí su gloriosa cuna en el pasado. He ahí su más legitimo timbre en el porvenir, para aspirar el aprecio y simpatía sincero del noble y heroico pueblo paraguayo”

Así reza el manifiesto fundacional del glorioso partido colorado que a 125 años de su fundación sigue en plena vigencia y que todo buen colorado debería conocer y lo más importante saber aplicarlo como signo de respeto y amor a los ideales del coloradismo.

Por algo hemos apostado en la presidenta del Partido Colorado Lilian Samaniego, porque proviniendo de lo más profundo de las raíces del  coloradismo no podía hacer otra cosa que primero pensar en los intereses partidarios, antes que en sus intereses personales, y lo ha demostrado con una dignidad, que solamente quien ama de verdad los ideales del gran Partido Colorado puede hacerlo, dejando de lado  su  candidatura presidencial para fortalecer la unidad del pueblo colorado y con ello abrir las amplias puertas del camino que conduce al retorno al poder de la Asociación Nacional Republicana.

Este gran ejemplo, es la mejor lección para quienes primero se preocupan de sus apetencias personales antes que de la grandeza de la patria, porque el paso de la Asociación Nacional Republicana por el poder ha demostrado que tiene el patriotismo que otros partidos nunca tuvieron, y hoy con orgullo podemos decir que el Partido Colorado fue el auténtico constructor del Paraguay, y no solamente una vez porque después de la hecatombe de la guerra genocida de la triple alianza fue el fundador del Partido Colorado Bernardino caballero, quien levantó de sus cenizas al Paraguay.

Los opositores dirán todo lo que quieran, pero la demostración de que el Partido republicano fue quien hizo este hermoso país está a la vista de todos con pruebas palpables. El esplendor de este nuevo Paraguay lleva la impronta del sello indeleble de la bandera roja y la brillante estrella blanca que cobija bajo su sombra toda la patria paraguaya.

Por eso estamos orgullos de la valiente actitud de la Presidenta del Partido Colorado Lilian Samaniego, por la hermosa lección de autenticidad colorada que nos ha dado, valoramos sus lágrimas en los ojos, porque prefirió renunciar a su anhelo de ocupar la primera Magistratura en pos de la unidad y del retorno al poder del partido de sus amores en el 2013: ella primero pensó con un profundo patriotismo, que es lo que siempre debe estar en los corazones de los auténticos y buenos colorados, la dignidad de  priorizar el bienestar del pueblo paraguayo al que solamente el Partido Colorado podría devolverle la paz, el bienestar y el progreso que se merece para felicidad de todos sus habitantes.

Lilian Samaniego, tu nombre pasará a la historia, pues como digna colorada, como mujer, has dado una magistral lección de principio político, de ética y moral que buena falta les hace a muchos de nuestros correligionarios, que primero pensaron en ellos y después en el pueblo colorado. Felicitaciones por tu digno gesto que te muestra como lo que realmente eres: una gran colorada que ha plantado un hito en la historia política del Paraguay.
 LIC. ARSENIO BASUALDO

sábado, 25 de agosto de 2012

25 de Agosto de 1887 fecha inicial de la fundación del Partido Colorado


 Gral. Bernardino Caballero, fundador del Partido Colorado

El año 1887, marca una fase decisiva en la historia paraguaya, puesto que los sectores políticos de más significativa gravitación en la sociedad civil desde tiempo atrás, se formalizan definitivamente como instituciones partidarias. En julio de 1887, se funda el Centro Democrático luego Partido Liberal, mientras que el 11 de setiembre del mismo año, se instituye la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) liderada por el General Bernardino Caballero y otros ex combatientes de la guerra grande, amigos y descendientes, de la corriente nacionalista del Mariscal Francisco Solano López.


El 25 de agosto de 1887 se celebra una reunión en la residencia del General Bernardino Caballero, donde acudieron personalidades que avalaron con su firma la constitución de un partido político que propenda al interés público, el engrandecimiento y la prosperidad del Paraguay y la de sus habitantes, dentro de un marco de respeto a la Constitución Nacional, de justicia social, de igualdad, sin distinción de condiciones sociales.                                                                                                                                                                                                                      

La comisión encargada de redactar el programa y el estatuto del nuevo partido político, estuvo conformada por Bernardino Caballero, Higinio Uriarte, José G. Granada, Santiago Cardozo, Juan G. González, José Segundo Decoud, Ángel Benítez, Juan Crisóstomo Centurión, Remigio Mazó, Esteban Rojas, Miguel Alfaro, Guillermo de los Ríos, Héctor Carballo, Zacarías Samaniego y Jaime Peña. Posterior a esta designación se resolvió por unanimidad, que la novel nucleación política se denomine “Partido Nacional Republicano”. Su instalación definitiva tendría lugar el domingo 11 de setiembre de 1887 en horas de la mañana, en el local del Teatro Olimpo, siendo en la oportunidad designado Presidente el General Bernardino Caballero. 

EL MANIFIESTO FUNDACIONAL


La parte más resaltante de la fundación del Partido Colorado, fue el brillante manifiesto donde se sintetizaba los fundamentos más importantes, como por ejemplo en uno de sus párrafos dice textualmente: “No nace nuestro Partido a principios de afección pasajera y personal, ni tampoco data su existencia de ayer, cuando resolvimos constituirnos en asociación política. Los elementos que componen han mancomunado más de una vez sus fuerzas dispersas para mantener las banderas de los principios, a cuyas sombras se han cobijado los buenos para defender la libertad, la justicia y el derecho. He ahí su gloriosa cuna en el pasado, he ahí su más legítimo timbre en el porvenir para aspirar el aprecio y simpatía sincero del noble y heroico pueblo paraguayo”

“Vinculado por tradiciones honrosas, en un solo propósito para levantar el país de su penosa y prolongada postración, consagrados a las arduas tareas de una labor común, para asegurar el bienestar general de la comunidad, no hay poder que pueda quebrantar la cadena de unión que nos liga, porque ella está afianzada por los deberes del compañerismo en la persistente lucha por el bien, está alimentada por los sentimientos de una misma fe, y fortificada por los indisolubles lazos de la concordia y la fraternidad”


“Nuestro programa se resume en dos palabras: Paz y Respeto a nuestras instituciones”


Y vamos a otro párrafo de alta significación que dice: “la soberanía popular es el gran fundamento de la República. El pueblo se ha reservado el derecho de designar los mandatarios que han de dirigir sus destinos, elevando a los puestos públicos a ciudadanos honestos e idóneos, capaces de hacer su felicidad y de establecer en el país el reinado de la justicia y de la moralidad política”

“Consecuentemente con este principio democrático que impone a cada ciudadano el deber de velar por la buena marcha de la administración y de defender las libertades públicas, nos proponemos llevar a la representación aquellos que respondiendo a las ideas enunciadas, sean la expresión genuina de la voluntad popular, haciendo que predomine la opinión pública, antes que la influencia de elementos ilegítimos ejercidas por círculos de dudosa significación política, sin títulos ni antecedentes a la consideración pública”


“Para la consecución de estos propósitos mantendremos firmes e inviolables la libertad del sufragio, la palabra de la prensa, de la reunión, como condiciones esenciales para asegurar el ejercicio tranquilo de los derechos políticos, en la esfera de la ley y el orden, para realizar la gran divisa republicana, el gobierno del pueblo por el pueblo”


Y en su párrafo final se destaca la siguiente expresión: “agrupemos pues, nuestras fuerzas, para que unidos todos bajo una misma enseña, podamos realizar las santas aspiraciones de nuestros programas, en bien del pueblo a cuyas filas nos honramos de pertenecer, conservando en nuestra fe, pura e inextinguible, como grandiosa es la excelsa idea de la patria”

El Manifiesto del Partido Nacional Republicano de 1887, resume un vasto programa de gobierno de 6 aspectos principales:


1.    La consagración del sistema republicano de gobierno.

2.    La construcción de un estado de derecho.

3.    La solidaridad como elemento de vinculación con la sociedad.

4.    La honestidad y la idoneidad del hombre servidor del estado.

5.    El rechazo de los planes corruptivos.

6.    La reforma gradual del sistema político-económico.


El texto del manifiesto pone énfasis en señalar la adopción de la “forma de gobierno republicano”, código sublime “de los principios eternos que deben regirnos en nuestra organización política” por estar allí “consagrados los deberes y derechos del ciudadano”, es decir, sin decirlo expresamente, optaba por el  rechazo al sistema liberal cuyo vocablo ni siquiera fue mencionado.


  Para que no surja ninguna duda de una siquiera ligera aproximación hacia otras doctrinas, se agregó que se propone “alcanzar a realizar la gran divisa republicana; el gobierno del pueblo por el pueblo”.

Artículo también publicado en la web de la ANR Partido Colorado http://www.anr.org.py/articulo.php?cod=1464


miércoles, 22 de agosto de 2012

A 65 años del fin de la cruenta Revolución de 1947


Hoy, 21 de agosto de 2012, se cumplen 65 años del fin de la Revolución fratricida de 1947, insurrección iniciada el 7 de marzo del mismo año cuando una turba integrada por liberales, febreristas y comunistas, atropellaron el Cuartel Central de Policía a plena luz del día, a las 10 de la mañana, cuando la gente se hallaba realizando los trámites correspondientes para obtener documentos de identidad, fueron sorprendidos por estos vándalos, que entraron disparando a mansalva con fusiles y ametralladoras, y vociferando: ¡Viva el Cnel. Franco! sin importarles si eran inocentes o no los que allí estaban, se llegaron hasta el despacho del Jefe de la Policía el entonces Mayor Rogelio Benítez, a quien hirieron gravemente en el brazo izquierdo, que le fuera amputado posteriormente para salvar su vida, quien así resultó ser la primera víctima oficial del levantamiento contra el gobierno de entonces, que desembocaría luego en la revolución.

Leales gubernistas del 47. Fuerzas defensoras del gobierno del Gral. Higinio Morínigo, en Itá. (Foto: Abc Color)

El levantamiento orquestado por la coalición libero-franco-comunista, brotó en Concepción y se extendió hasta la Capital, los revoltosos, no sospecharon ni remotamente, que para desgracia de ellos, el pueblo humilde y campesino, los gloriosos “pynandi”abandonarían su chacra, su fundo y su arado, y presurosos correrían a empuñar las armas en defensa de la legalidad amenazada.

Inmediatamente, las fuerzas leales del gobierno, entre quienes estaban en primera fila los “pynandi” partieron rápidamente hacia el norte para sofocar la rebelión en el mismo lugar donde se había iniciado, pero cuando ya prácticamente estaban llegando a su destino, se encontraron con la sorpresa de que los rebeldes se habían lanzado en embarcaciones por el río Paraguay hacia Asunción, que presumían estaba desprotegida, lo que obligó al ejército “Pynandi” a realizar una contramarcha para llegar hasta la Capital, antes que los revolucionarios.

Esa contramarcha, fue un heroico sacrificio, porque lo tuvieron que hacer a pie, pues solamente los jefes disponían de caballos para desplazarse, es más, tuvieron violentas refriegas con los rebeldes en distintos lugares como en Puerto Yvapovo, Piri Pucu y otros sectores del departamento de San Pedro, mientras el ejército “Pynandi” vivía su angustiosa marcha hacia Asunción, la marinería se levantó contra el gobierno en plena capital, y los combates sangrientos se producían en pleno centro de la ciudad.

Mientras tanto, los rebeldes que se habían desprendido de Concepción, llegaron hasta la zona de Zavala-Cue, hoy Fernando de la Mora, pero el bravo “pynandi”, caminando día y noche, había conseguido llegar antes, entrando a la ciudad por la zona de “Cambio Grande” hoy conocido como Avda. Artigas, y utilizaron la estrategia envolvente para sorprender a los rebeldes que ya habían llegado a la entrada del barrio Pinozá, hoy conocido como Bernardino Caballero, donde se enfrentaron con las tropas gubernamentales, quienes les hicieron retroceder hasta llevarlo hacia 4 Mojones, que hasta hoy conserva ese nombre, y allí se inició el final de la revolución, pues los rebeldes retrocedieron ante la superioridad de las fuerzas leales que los empujó hasta el Puerto de Villeta, donde el desbande de los revolucionarios fue total, quienes se vieron obligados a cruzar desesperadamente el Río Paraguay hacia territorio Argentino, llegando a su fin la cruenta revuelta el 17 de agosto de 1947.

Así culminó esta trágica etapa de la historia paraguaya que vistió de gloria al “Pynandi” colorado, que quedará por siempre como la gesta más heroica de esos valientes correligionarios que no dudaron un segundo  para defender al gran Partido Colorado.

Cabe resaltar que durante la Presidencia del Dr. Bader Rachid Lichi en la Junta de Gobierno, fue establecido por resolución, que el 21 de agosto sea el día del “Pynandi miliciano colorado”, quien defendió valientemente con su propia vida la legalidad y la institucionalidad de la patria.

Hoy, les rendimos un justo y emotivo homenaje, y que su ejemplo sea el símbolo de la dignidad que debemos tener todos los colorados, para defenderlo en cualquier circunstancia, a este Partido que es y será por siempre el máximo constructor del Paraguay. ¡SALUD AL GLORIOSO “PYNANDI”!

martes, 20 de marzo de 2012

Un sueño convertido en realidad

Es importante que evoquemos la realidad histórica de los acontecimientos políticos del siglo XX, época en que se vivía en el Paraguay, desde 1904 en adelante, una situación que no era precisamente de progreso y de bienestar para el pueblo paraguayo, excepto para la oligarquía liberal que en aquel entonces gobernaba el país.
Recién después de transponerse la mitad de ese siglo, se inició una nueva etapa, con la llegada al gobierno nacional del Partido Colorado, que muy pronto comenzó a demostrar que su tarea de construir un país era diametralmente opuesta a los anteriores, y es fundamental que la gente joven aprenda a valorar los hechos con la objetividad que se merecen, y para que al mismo tiempo les sirva como experiencia, que es lo más importante para su futuro.
Las nuevas generaciones son los valores que deben ser considerados no como futuros de la patria, sino como presente, como una realidad, pero nos preguntamos; ¿será que podrán cumplir un buen desempeño en lo que les toque aportar para el bienestar de los compatriotas? El por qué de esta preguntas es la pésima y mal intencionada información que los políticos opositores y la prensa ofrecen a la opinión pública sobre lo que realmente hizo el Partido Colorado y el gobierno de esa época.
Creemos que es oportuno hacer un poco de revisionismo histórico político. Responder a las verdades a medias, con verdades históricas, pruebas concretas, destruyendo falacias que sólo pretenden echar tierra sobre lo que es intapable, porque la realidad está a la vista, y ello es este nuevo Paraguay, moderno y progresista en el que hoy vivimos.
El Paraguay vivió medio siglo de oscurantismo bajo la égida liberal, atraso, miseria, muerte y luto era la constante de esa trágica época. El país era simplemente una aldea del que se aprovecharon los grandes latifundistas, aquellos que solo tenían interés en acrecentar su fortuna, sin importarle en lo más mínimo, el bienestar del pueblo, excepto cuando debían reclutarlos para ser utilizados como carne de cañón en las constantes revoluciones entre ellos mismos.
A partir de 1954, se dio inicio a la etapa de prosperidad del Paraguay, etapa que fue postergada durante muchísimos años, en efecto, comenzó la ardua tarea de construir un país acorde con la época que en aquel entonces vivían otras naciones. El Paraguay no contaba con las más mínimas necesidades, agua corriente, rutas, flotas mercantes, el campesino estaba abandonado a su suerte, la pobreza rayaba, en algunos casos hasta la miseria, no había fuentes de trabajo, la agricultura era paupérrima, en fin, era una nación a la que le faltaba todo, la tarea de levantarla era ciclópea. La gran diferencia entre el pasado y el presente en ese entonces, era el patriotismo y las ganas de volver al Paraguay a su pasado de esplendor por parte del gobierno y del Partido Colorado.
Y así, con sacrificio, inteligencia y esfuerzo se fue realizando poco a poco, la transformación hacia un nuevo país. Fueron pasando los años y ya se podía observar el progreso. El Paraguay se movía a un ritmo más rápido, mejoraba día tras día, y la oligarquía no veía ese avance con buenos ojos. Sus intereses estaban en juego, sus grandes latifundios, símbolo del poder de un pasado nefasto, estaba en peligro. El campesino necesitaba de esas tierras para hacerla producir.
El Partido Colorado en su programa define claramente su ideal agrarista, y era el momento oportuno para llevar adelante su proyecto de convertir a los campesinos sin tierra en propietarios que trabajen, en hacer producir la tierra con el amor con el que solamente el que sabe que es suyo lo que está labrando, lo puede hacer.
El gobierno colorado no sólo le dio tierra sino también apoyo, con asistencia social como víveres, herramientas de labranza, semillas, escuelas para sus hijos, centros médicos para cuidar su salud, caminos para sacar sus productos y camiones para que ellos mismos llevaran al mercado el fruto de sus esfuerzos, para venderlos sin tener que recurrir a los intermediarios. El Partido Colorado llevó adelante toda una revolución agraria, colonizando la selva del Alto Paraná, la del departamento San Pedro, conocido como Eje Norte, igualmente el Eje Sur hacia el departamento de Itapúa, la selva había sido vencida para dar paso a florecientes colonias, que con el correr de los años se han convertido en ciudades importantes.
La reforma agraria y la colonización transformaron la estructura agraria obsoleta en nuestro país, y así se estableció el principio de una sociedad más equilibrada y más justa. Fue toda una revolución incruenta, pacífica y respetuosa de los derechos de terceros, una actitud noble y digna del mayor de los elogios, porque esa lucha por la felicidad y el bienestar del campesino paraguayo dio sus frutos tal cual el Partido Colorado lo deseaba. Así se estaba dando a la tierra una función social, y con ello un mejor país. Cuán grande es la diferencia entre lo que hoy está ocurriendo, atropellos e invasiones de la propiedad privada, apoyados por un gobierno, con  ideas socialistas, que sólo pretenden emular la triste actitud del castrismo, del chavizmo, y de otros que buscan destruir una sociedad sana, que aprendió a vivir en democracia y que estamos seguros no prosperará, porque el Partido Colorado retornará con el apoyo del pueblo al poder para defenderlos contra estos destructores de la democracia.
                                                   
Apoyamos y aplaudimos las expresiones del director de ABC Color, señor Aldo Zucolillo, quien expresó que “sólo el Partido Colorado puede sacar de este embrollo al país” con lo que valorizó a la institución política, más patriótica y nacionalista que jamás tuvo el Paraguay. 

lunes, 19 de marzo de 2012

Carta abierta a la juventud republicana

Por Arsenio Basualdo

El Paraguay es un país joven, el 70% de su población tiene menos de 30 años, esta realidad debe servir de punto de partida a los dirigentes nacionales y partidarios, para trazar una estrategia específica que vaya en beneficio de las inquietudes intelectuales, materiales y laborales de la juventud paraguaya.

Estos jóvenes van a estar en la plenitud de su madurez en unos pocos años más, y por ello deben ser objeto de una atención especial a fin de que reciban una formación adecuada a la era tecnológica que vivimos, con miras a un futuro próximo, en el que por imperio de los avances que se experimentan en todos los órdenes, han de desenvolver su acción en un mundo diferente y en constante transformación.

Estamos, pues, viviendo en revolución, eso significa concretamente que los valores tradicionales habrán de ser vitalizados con el aporte de nuevas conquistas, legado por la ciencia, la técnica y las nuevas disciplinas que van multiplicando el amplio campo del saber humano, en un medio cada vez más incitante y progresista.

La capacitación ideológica adquiere importancia excepcional en la política moderna. En el Partido Colorado se debe planificar y perfeccionar conforme a la experiencia vivida y recogida en varios años. Para ello, las jornadas de capacitación política son fundamentales, para que los jóvenes puedan adquirir la necesaria información sobre lo que significa ser colorado.

Estar afiliado es una cosa, sentirse consustanciado con el ideario del Partido Colorado, actuar como político en función de esa ideología y luchar por ella, eso es otra cosa, eso es ser auténticamente colorado y patriota.

Como colorados debemos ser leales de por vida a su honrosa tradición nacionalista, seamos leales a una sola bandera, con altivez y orgullo, como auténticos colorados. La capacitación ideológica y doctrinaria debe ser una constante. Hay que capacitar y dar oportunidad de una militancia permanente, para que como colorados se tenga que evidenciar y demostrar con ello, que se es un buen colorado.

El buen colorado milita en función de deberes y responsabilidades, en ese sentido, debemos informar, orientar y capacitar permanentemente a nuestros jóvenes correligionarios. Por lo que acabamos de señalar, no debe disminuir nuestra preocupación por la capacitación ideológica, técnica y científica de la juventud colorada.

Esa juventud debe prepararse para ser protagonista de actos y hechos transcendentales en la paz, en el trabajo, y en las luchas políticas sin retaceo para preservar las conquistas logradas.

Jóvenes colorados, tenemos el deber y la obligación de fortalecer a la Asociación Nacional Republicana, para que sea siempre el eje de la democracia paraguaya, y sea el Partido capaz de actualizarse a las exigencias de los tiempos que vivimos, para así, operar profundos cambios y reformas en el marco del respeto a la dignidad del hombre y a la propiedad privada, que es nuestra misión en creciente cumplimiento.

No pertenecemos a un Partido anquilosado, que teme a los cambios estructurales. Nuestro Partido crece y se fortalece, somos ya más de 1.800.000 afiliados lo que nos convierte en el Partido político más poderoso del Paraguay, por lo que podemos decir con absoluta seguridad que no habrá paz, democracia, garantía, ni desarrollo de base popular en nuestro país, sin el poderoso Partido Colorado, que es tolerante por vocación democrática, y por lo mismo, enérgico y sin concesiones ante los amagos de la anarquía, por lo general al servicio de intereses antiparaguayos.

Jóvenes, la casa de los colorados siempre está con las puertas abiertas, y las autoridades partidarias los recibirán como lo que son, una realidad y no un futuro, porque ustedes, al incorporarse con su fervor, con su entusiasmo juvenil, se convertirán en el sostén y en la continuidad del engrandecimiento del glorioso Partido Colorado.